El estudio, el primero de estas características, considera muy poco probable que la caída de la producción de opio en Afganistán catalice la irrupción de los opioides sintéticos en el país.
Un informe financiado por el Ministerio de Sanidad rechaza que en nuestras fronteras se pueda vivir una situación similar a la de Estados Unidos con este analgésico y reprocha el alarmismo mediático de los últimos años.