Con las herramientas actuales, los médicos tienen difícil distinguir si detrás de esa aparente embriaguez existe algún otro compuesto tóxico, como drogas o alcoholes adulterados. Un experimento con participación española está desarrollando un simple análisis de saliva que podría arrojar datos.
“Se trata de dar una visión más adaptada a nuestra ciudad, teniendo presentes los determinantes sociales de la salud y las desigualdades. La crisis ha acentuado la incidencia de trastornos mentales”.